El sector agrícola busca intensamente el modo de conjugar la calidad de la producción disminuyendo el impacto ecológico y de esta forma, asegurando un espacio de siembra perdurable. Para ello, distintos estudios y especialistas de la rama aseguran que hay que implementar estrategias a corto plazo para conservar los suelos y los recursos naturales en pos de potenciar la producción de un país tan valorada en el resto del mundo, no sólo para el presente sino también con vistas a futuro.
Debido a que en los últimos 50 años ha crecido la superficie sembrada de unos 18 a 30 millones de hectáreas, que el consumo de fertilizantes se incrementó de 50 mil a casi 3 millones de toneladas y que aún así sólo se recuperó la tercera parte de los nutrientes extraídos por los cultivos, es necesario considerar una conciencia de buenas prácticas para el manejo del suelo. La mayoría de los investigadores confirman que la diversificación de siembras, la rotación y la siembra directa son las respuestas para un sistema agrícola
sustentable.
Una vez que el suelo está degradado las consecuencias pueden ser irreversibles tanto productiva como económicamente. Con un control adecuado, un uso de materia orgánica, fertilizantes y agua se pueden lograr resultados positivos. También con la inclusión de
gramíneas en la rotación y un cambio de mentalidad que abandone el monocultivo como práctica ya que esta acelera el proceso de degradación del suelo. En pos de favorecer el medio ambiente, esta estrategia de producción, mejora las condiciones de una materia prima que puede ofrecer mayores satisfacciones a largo plazo.
Fuente:
www.agrosustentable.com